FORMACIÓN DE ECLIPSES DEL SOL Y LA LUNA
Un eclipse solar consiste en el
oscurecimiento total o parcial del Sol que se observa desde un planeta por el
paso de un satélite, como por ejemplo el paso de la Luna entre el Sol y la
Tierra. Un eclipse de Sol sólo es visible en una estrecha franja de la superficie
de la Tierra. Cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra, proyecta
sombra en una determinada parte de la superficie terrestre, y un determinado
punto de la Tierra puede estar inmerso en el cono de sombra o en el cono de
penumbra.
Aquellos que se encuentren en la zona
en la cual se proyecta el cono de sombra verán el disco de la Luna superponerse
íntegramente al del Sol, y en este caso se tendrá un eclipse solar total.
Quienes se encuentren en una zona interceptada por el cono de penumbra, verán
el disco de la Luna superponerse sólo en parte al del Sol, y se tiene un
eclipse solar parcial.
Se da también un tercer caso, cuando la
Luna nueva se encuentra en el nodo a una distancia mayor con respecto a la
media, entonces su diámetro aparente es más pequeño con respecto al habitual y
su disco no alcanza a cubrir exactamente el del Sol. En estas circunstancias,
sobre una cierta franja de la Tierra incide no el cono de sombra sino su
prolongación, y se tiene un eclipse solar anular, pues alrededor del disco
lunar queda visible un anillo luminoso.
Según se produzca una de estas
situaciones en los eclipses, se habla de zonas de totalidad, de parcialidad o
de anularidad, haciendo referencia con ello al tipo de eclipse que se puede
observar desde cualquier punto de la superficie terrestre. A causa del
movimiento de la Luna alrededor de la Tierra y del movimiento de la Tierra
alrededor de sí misma, la sombra de la Luna sobre la superficie terrestre se
mueve a unos 15 km/s. La fase de totalidad para un determinado punto geográfico
no supera por tanto los ocho minutos. Esta zona puede tener anchura y longitud
máxima de 200 y 15.000 km respectivamente.
Un eclipse lunar consiste en el paso de
un satélite planetario, como la Luna, por la sombra proyectada por el planeta,
de forma que la iluminación directa del satélite por parte del Sol se
interrumpe. Tienen lugar únicamente cerca de la fase de luna llena, y pueden
ser observados desde amplias zonas de la superficie terrestre, particularmente
de todo el hemisferio que no es iluminado por el Sol, siempre que la Luna esté
por encima del horizonte.
Normalmente la desaparición de la Luna
no es total; su disco queda iluminado por la luz dispersada por la atmósfera
terrestre y adquiere un halo rojizo. La sombra total o umbra producida por la
tierra queda rodeada por una región de sombra parcial llamada penumbra. En las
etapas iniciales y postreras del eclipse lunar, la Luna entra en penumbra.
Dependiendo de si la luna entra o no
completamente en zona de umbral se pueden distinguir los eclipses totales de
Luna, cuando el satélite se sumerge completamente en umbral, los eclipses
parciales de Luna, cuando penetra sólo en parte en umbral y sólo una parte de
la superficie lunar es visiblemente oscurecida, y los eclipses de penumbra,
cuando la Luna pasa sólo a través del cono de penumbra, difícilmente
perceptibles a simple vista y únicamente evidentes mediante adecuadas técnicas
fotográficas.
La duración máxima de los eclipses
totales de Luna es de 3, 5 horas. Se define la magnitud de un eclipse lunar
como la longitud del camino lunar a través del umbral dividido por el diámetro
aparente de la Luna.
El estudio de los eclipses de Luna,
además de permitir medidas astronómicas como la verificación de los momentos de
contacto entre el disco de nuestro satélite natural y el cono de sombra, es
útil para analizar de forma indirecta las condiciones de la atmósfera
terrestre, pues la densidad y coloración de los conos de umbral y penumbra
están muy influidos por la presencia de ozono y polvo en suspensión en los
diversos estratos de la atmósfera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario