COMBUSTIÓN
Es
un proceso de oxidación rápida de una sustancia, acompañado de un aumento de
calor y frecuentemente de luz. En el caso de los combustibles comunes, el
proceso consiste en una combinación química con el oxígeno de la atmósfera que
lleva a la formación de dióxido de carbono, monóxido de carbono y agua, junto con
otros productos como dióxido de azufre, que proceden de los componentes menores
del combustible. El término combustión, también engloba el concepto de
oxidación en sentido amplio. El agente oxidante puede ser ácido nítrico,
ciertos percloratos e incluso cloro o flúor.
Liberación de energía
La
mayoría de los procesos de combustión liberan energía (casi siempre en forma de
calor), que se aprovecha en los procesos industriales para obtener fuerza
motriz o para la iluminación y calefacción domésticas. La combustión también
resulta útil para obtener determinados productos oxidados, como en el caso de
la combustión de azufre para formar dióxido de azufre y ácido sulfúrico como
producto final. Otro uso corriente de la combustión es la eliminación de residuos.
La
energía liberada durante la combustión provoca una subida de temperatura en los
productos. La temperatura alcanzada dependerá de la velocidad de liberación y
disipación de energía, así como de la cantidad de productos de combustión. El
aire es la fuente de oxígeno más barata, pero el nitrógeno, al constituir tres
cuartos del aire en volumen, es el principal componente de los productos de
combustión, con un aumento de temperatura considerablemente inferior que en el
caso de la combustión con oxígeno puro. Teóricamente, en toda combustión sólo
se precisa añadir una mínima porción de aire al combustible para completar el
proceso. Sin embargo, con una mayor cantidad de aire, la combustión se efectúa
con mayor eficacia y aprovechamiento de la energía liberada. Por otra parte, un
exceso de aire reducirá la temperatura final y la cantidad de energía liberada.
En consecuencia habrá de establecerse la relación aire-combustible en función
del nivel de combustión y temperatura deseadas. Para lograr altas temperaturas
puede utilizarse aire rico en oxígeno, o incluso oxígeno puro, como en el caso
de la soldadura oxiacetilénica. El nivel de combustión puede aumentarse
partiendo el material combustible para aumentar su superficie y de este modo
incrementar su velocidad de reacción. También se consigue dicho aumento
añadiendo más aire para proporcionar más oxígeno al combustible. Cuando se
necesita liberar energía de modo instantáneo, como en el caso de los cohetes,
puede incorporarse el oxidante directamente al combustible durante su
elaboración.
La
forma más común de aprovechar la energía de la combustión para fines prácticos
es el motor de combustión interna
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